lunes, 24 de enero de 2011

QUE TRATA DE LA CRÉMAILLÈRE DE NUESTRO PISO Y DE LA CANTIDAD DE GENTE QUE AHÍ SE PRESENTÓ

Como os dije hace unos días, voy a intentar actualizar esto con regularidad, con lo que aquí me tenéis de nuevo.
Hoy, como bien reza el título de esta entrada, os voy a hablar de la Crémaillère de mi nuevo y espero que, por fin, definitivo piso en Besançon.

Normalmente una Crémaillère, es una fiesta que organizan los inquilinos de un nuevo apartamento al entrar a vivir en éste. A esta fiesta acuden los amigos más allegados de dichos inquilinos, a los cuales se les enseña el nuevo apartamento y celebran que la estancia ahí sea lo más agradable posible. Visto así, es una celebración bastante normal, moderada llegaríamos a decir en según que ocasiones y normalmente es así. No suele asistir mucha gente, se come algo, se bebe algo y cada uno a su casa.

Como nos encantan las tradiciones francesas decidimos hacer nosotros mismos una Crémaillère, para que nuestra estancia en este nuevo apartamento fuera de lo más agradable. El caso es que, evidentemente, cuando en España hablamos de fiesta, el término se amplía y exagera hasta dimensiones realmente considerables. Dejando a las fiestas francesas mucho que desear. Una fiesta española no se limita a enseñar la casa, comer un poco de queso y tomar un buen vino. En España, el término fiesta va unido de cantidades ilimitadas de alcohol, música y mucha pero que mucha gente gritando, saltando y bailando. Como bien estaréis imaginando, lo nuestro no fue para menos.
Para que quede constancia de tal hazaña os dejo una foto de la primera hora de la fiesta:


Detrás de la gente del fondo, si os fijáis, hay más gente y ya os digo que esa fue la primera hora de la fiesta. Poco a poco fueron llegando más invitados acompañados de los amigos de estos. Vamos una noche bastante movidita. Por lo general la noche transcurrió sin ningún altercado y debo darle un +10 a los vecinos ya que ni siquiera se les vio aparecer para quejarse. Debo decir a nuestro favor, que habíamos avisado con anterioridad con una magnífica nota en los buzones de los vecinos diciendo que haríamos una fiesta. Ya sabéis, a los franceses les encantan estas cosas.

Puedo decir que fue una gran Crémaillère y aún hoy recibo privados por facebook de lo bien que se lo pasó la gente. 

Sólo diré una cosa:
Sin vosotros, esto no hubiera sido nada ^^

Agur!

PD. La próxima entrada, fotos del piso! ^^

jueves, 20 de enero de 2011

QUE TRATA DE LA CRÉMAILLÈRE DE MAÑANA EN NUESTRO NUEVO APARTAMENTO

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí en el blog. Estas navidades he estado demasiado ocupado como para poder pasarme por aquí a contaros qué tal estaba yendo todo. Pero bueno, poco a poco, espero ir cogiéndole el ritmo de nuevo.

Hace una semana que llegué a Besançon  y como bien sabréis había alquilado, junto a Pili, un apartamento en el centro de la ciudad, después de no tener mucho éxito con mi primer apartamento. Habíamos quedado con la inmobiliaria que al estar de vuelta en Francia iríamos a buscar las llaves y pagaríamos la mensualidad, así que el día después de mi llegada allí estaba. Como era de esperar, tenía que haber algún problema, y fue que necesitaba que Pili firmara el contrato para poder tener las llaves. Eso no me preocupó mucho, ya que Pili llegaba el día siguiente, así que decidí esperar. Mientras tanto, el hermano isleño del Atlántico, Oscar, me había acogido en su humilde y mágica morada.

El jueves llegó, y con él tenía que llegar también Pili, la cual, como ya he dicho, tenía que firmar el contrato para así poder tener un hogar. La cuestión es que el avión salió y dejó a Pili en tierras malagueñas, con lo que el estrés y el caos se cernieron sobre mí durante unas horas, pensando que hasta el martes próximo (cuando salía el siguiente vuelo Málaga - Basilea) no podría entrar en mi casa. Con suerte, pude enviarle el contrato por mail, el cual firmó y así obtuve las llaves de mi ansiado apartamento.

En una historia normal, esto terminaría aquí, siendo felices, comiendo perdices y demás, pero no. Como ya sabía, en el piso no había ni luz ni gas, así que tuvimos que llamar a los técnicos, que, milagrosamente, no me dieron una cita hasta el lunes. Así que me pasé, prácticamente, una semana en casa de Oscar. Esa semana la verdad es que me lo pasé genial, pero no estaba cómodo porque me sentía un estorbo gigantesco. El sábado aprovechamos para ir a Dijon y comprar los colchones y demás utensilios para el hogar.

Por fin, el lunes llegó y a las 8.30h ya estaba el técnico manos a la obra. En media hora lo tenía todo listo y, por fin, pude decir que tenía un hogar. La noche anterior dormí ya en el piso para no tener que meterme el madrugón y bajar al centro, y Andrés tuvo la suerte de estrenar (en el buen sentido de la palabra) el colchón que habíamos comprado en Ikea.

Así que ya llevo unos días viviendo en nuestro nuevo apartamento y la verdad es que, cada día más, va mejorando. Mañana, como bien veis por el título de la entrada vamos a celebrar la Crémaillère. Como ya he dicho alguna vez, esto es algo así como la inauguración del piso, que sirve de excusa para emborracharse mucho y liarla bastante parda. Ya colgaré las fotos, que seguro que no tienen ningún desperdicio.

Os dejo el flyer que ha hecho Marta para la ocasión.

Saludos!