domingo, 6 de noviembre de 2011

QUE TRATA DE LA AVENTURA DE RECORRER UNOS 1000KM ATRAVESANDO FRANCIA

Mi mente, en ocasiones, tiene saltos brillantes que hacen que de un día para otro mi mundo interior y exterior cambie por completo. Estando debatiéndome, las primeras semanas, entre una vida provechosa y una vida sin más en los albores de París, llegó a mi la revelación, como si de una luz brillante y en forma de paloma se tratara, dándome la solución a lo que podría ser una época de lo más movida en mi vida. 

La palabra coche pasó fugazmente una y otra vez por mi cabeza, como un letrero luminoso de un hotel mugriento de carretera. Luces de neón y muchas estrellas, coche, coche y una vez más coche. Pronto comprendí que mi coche, un Peugeout 106 granate de segunda mano, me estaba llamando desde el lejano Mediterráneo. Así que decidí acudir en su rescate y traérmelo conmigo a la región Parisina.

Volví a Mallorca en avión y estuve allí escasos dos días. No tuve tiempo de prácticamente nada estando en la isla, pero lo suficiente como para preparar todo lo que quería traer conmigo a esta nueva etapa. Mi guitarra, mi bici, productos alimenticios no existentes en Francia (véase, quelitas, paté la piara tapa negra, etc.) Hice coincidir mi vuelta con el principio del viaje a Francia que tenían planeado mi madre y su pareja. Como el año pasado, tenían planeado un viaje en moto hasta donde yo estuviera, así que, aprovechamos e hicimos el camino juntos. Como no teníamos prisa por llegar al destino, ya que nadie nos esperaba allí, pudimos aprovechar para tomárnoslo con calma y hace turismo.

Salimos de Palma el sábado 15 de Octubre en ferry hasta Barcelona. Por la mañana emprendimos nuestro viaje a tierras galas. Más de 1000km nos separaban de nuestro destino, pero teníamos provisiones y sobre todo, buena música para soportar todo el viaje. El primer día, pasamos por Perpignan y Montpellier la zona de Langue d'Oc llegando hasta una pequeña ciudad llamada Millau, ya en dirección a la meseta central francesa. Esa primera noche la pasamos allí. La zona sur de Francia me pareció muy bonita, ya que me recordó bastante a la costa del litoral español y sobre todo porque siempre tuvimos el Mediterráneo como referencia en la lejanía. En el tema visual, la región de Langue d'Oc es como una extensión catalana, con una cultura mediterránea muy marcada y dejando de lado al resto de Francia. Cada vez que nos íbamos acercando más a la zona central dirigiéndonos a París, el paisaje iba cambiando, apartando los pueblos llenos de vida de costa por extensas parcelas de vacío interminables. Así dio lugar a nuestro segundo día de ruta. Subimos, bajamos, entramos en pueblos, en aldeas, pero siempre acompañado de un paisaje de tonos marrones y ocres que distaban mucho de lo que había sido el día anterior. De todos modos, esa zona también tiene su encanto, ya que, en la zona del interior podemos encontrar pequeñas aldeas de montaña que son verdaderas piezas únicas. La segunda noche, la pasamos en Moulins, ya a unos escasos 200km de mi casa.

El tercer día fue mucho más tranquilo, aprovechando al máximo las últimas horas de trayecto abriendo el apetito para lo que nos encontraríamos los días posteriores a nuestra llegada, la gran ciudad y corazón de Francia.

Agur!

PD: Al señor de blogger no le da la gana de dejarme subir imágenes, así que en cuanto pueda las subo.


2 comentarios:

Kurai dijo...

Seguro que tu coche es feliz también. Les gusta ir de viaje

Arald dijo...

Sí, ahora es feliz ^^

Y por cierto, mi hermana también, ya tiene coche propio! ^^

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